Me toca a mí hablar por tus nietos y aunque hoy sea tu nonagésimo cumpleaños lamento decir que tenemos unas cosas para recriminarte:

1. Nunca cocinaste pastas los domingos como se suponen que hacen las abuelas.

2. No cocinas dulces.

3. Criaste a nuestros padres, madres, tíos y tías que son los únicos y legítimos responsables de nuestros traumas psicológicos.

Así como digo estas cosas en broma, estoy seguro que desde niña te dijeron muchas otras tratando de imponerte lo que podías y lo que no podías hacer como mujer en este mundo. Así también te reblaste con la inteligencia de quienes tienen una convicción tan profunda que se torna indiscutible, sin necesidad de probarle nada a nadie y sin perder en el camino una gota de femineidad, siendo una dama con todas sus letras. En tu frente se ve un cartel que dice con mayúsculas “YO PUEDO”.

Abuela: gracias por no ceder, gracias por el arte, por mostrarnos con acciones concretas que todo es posible, que la riqueza de la vida es infinita, que siempre se puede más, y que nada puede meterse entre uno y la búsqueda de lo que sea que nuestro espíritu nos pida, sin importar lo adverso de las circunstancias. Gracias por el amor, la paciencia, la presencia y la ausencia.

Feliz cumpleaños, y no me canso de repetirte en nombre de todos tus nietos, con todo nuestro amor y respeto: gracias.

Escrito por: Daniel Fares