Nota realizada el día: Domingo 25 de Mayo de 2008
Para Elena Albaca viuda de Fares, nada es imposible si se vive con honestidad y trabajo. Ama el arte y lo ejerce desde los dos años. Egresó de la UNT como profesora de Historia, y se especializó en Sociología. Aun cuando anuncia su próximo cumpleaños Nº 90, esta artista plástica que dejó el pincel y los frascos de óleo por el programa Foto show, sueña con hacer una nueva exposición con los más de 200 trabajos digitales que tiene, aunque reconoce que en Tucumán, el público no paga bien las obras artísticas.
Al recordar sus comienzos en el mundo informático, Elena confiesa: “No quería quedar al margen del progreso; estaba alerta a toda manifestación de la cultura, y cuando tenía 78 años empecé de cero con la computadora. Gasté mucha plata en maestros, y no aprendía, pero un día me dije: ‘si esta computadora puede hacer cuadritos, por qué no lo que quiero hacer, arte’”, confiesa a LA GACETA, mientras despliega sus coloridos trabajos digitales. En su cuello cuelga el reproductor de MP3, y dice que lo cambiará por otro para MP4 que tiene letras más grandes. En su escritorio también descansa, por ahora, el Pent-Drive, al que define como una maravilla. “Es una suerte de disco rígido que sirve para transportar la información de una computadora a otra. Las imágenes las paso al Pent-Drive y lo llevo a la casa de fotografías; allí las procesan”. Generalmente trabaja en papel de tamaño A4, con tintas importadas y acude al ploteo (método que se usa para hacer los planos) para hacer más grandes las imágenes.
“En la computadora encuentro millones de colores y más de 500 herramientas; puedo trabajar con plumín, carbonilla, pincel, acuarela u óleo”, comenta. Además de ese programa maneja otros que le permiten perfeccionar sus técnicas. “La mayoría viene en inglés, pero me defiendo”, dice esta admiradora de Ernesto Dumit, su maestro.
Si bien la atracción de la computadora es superior a otras actividades, Elena no abandona el taller artístico, donde los pinceles están siempre listos. “Aquí guardo casi toda mi vida”, afirma. Actualmente trabaja en la línea americana y en vitrofusión (arte en vidrio). “Soy muy curiosa; si no conozco algo siento vergüenza, y eso me estimula a investigar hasta lograr lo que quiero”, asevera.
Ante la pregunta de cómo se llega a su edad y feliz, Elena se ríe y dice: “olvidándonos de las miserias humanas; viviendo con el alma limpia; trabajando con honestidad y siendo generosos; no se puede ser mezquino en un campo y generoso en otro”.